Cuando me encierro a escribir, escribo lentamente, porque leer
entonces es como pecar y el pecado es condenable.
Era tan original que temió siempre la influencia, aún en este estado
directo de la lectura. Evitaba que sus creaciones literarias nacieran con en
pecado original de la lectura. Si tenía que leer, se leía así misma. De manera
que durante la concepción y el parto se alejaba de influencias extrañas.
Se refería a ella sobre todas las
producciones literarias. Procuraba que su obra fuera pura con el agua profunda
de los manantiales. Acaso pura como el pájaro moriche de su novela “Orquídeas
Azules” resistió a dejar la selva porque enamorado estaba de una flor. Ella, en
cambio, tuvo que abandonar a Ciudad Bolívar, porque desde el Ávila podría
contemplar y vivirla mejor, sin la fiebre terciana y otras zoonosis de la selva
que asediaban su existencia a riesgo de una vida menos longeva que la vivía.
Porque el jueves 31 de agosto
cuando dejo de existir, precipitada su muerte por una caída, Mercedes Carvajal
de Arocha ya era nonagenaria. Había vivido más que Gabriela Mistral, la siempre
humana y lírica poeta chilena de cuyo nombre legitimo (Lucila Godoy) tomo parte
de su seudónimo literario parta contemplar con el de palacios es un intento por
acercarse al Libertador a través de su madre Maria de la Concepción Palacios.
El seudónimo Lucila Palacios
surgió en la plaza de tucupido, entre maestro y amigos de su marido muerto en
Londres.
Con ese seudónimo combino un publicar su
primer trabajo literario en los
periódicos “El Unare” (de Guarico) y “El Luchador” (de Ciudad Bolívar). Era una cuenta
costumbrista captada por la propia existencia de personajes de la calle cuyas
voces llegaban al balcón del hotel de Tucupido donde se hallaba hospedada.
Lucila nació en puerto España (Trinidad) en
mayo de 1909 cuando el capitán Cecilio Farreras se alzaba contra el Gobernador
del General Julio Sarría Hurtado. Su familia retorno a Ciudad Bolívar después
de los 40 días de nacida. Su vida transcurrió en el inmueble que es hoy sede de
la Biblioteca Rómulo Gallegos y desde allí irrumpió a arengar al pueblo en pos
de sus derechos conculcados el día en que falleció el dictador Juan Vicente
Gómez.
Lucila fue la primera en tomar
las calles. La primera en convocar al pueblo y arengarlo en dirección hacia una
toma de conciencia a favor de su legítimo derecho a ser libre y darse
libremente su gobierno.
Se montó sobre uno de los barcos
del paseo Falcón y sintió bullir en sus venas la sangre literaria de sus abuelos allí a su lado
dándole apoyatura a sus piernas estaban Alida Gambús y Consuelo Estéfano. Solo
faltaba el joven Guillermo Benzel, quien desde el día anterior era preso del
presidente del Estado, Antonio Alamo, por haber gritado ¡Abajo la dictadura!
Tras la caída del Dictador
regresó el exilio su tío Félix Montes, recibido por ella en Caracas. Luego,
durantes tres años, siguió a su esposo por San Fernando y Tucupido hasta
radicarse definitivamente en Caracas que
todavía exhibía sus techos rojos, sin que por ello perdiera la visión del
Orinoco.
Lucila justificaba su
permanencia en Caracas por que el clima le asentaba bien a su salud y por que
aquel medio había sido favorable para escribir la mayoría de sus treintas obras
clasificadas entre novelas, cuentos, dramas y ensayos.
Los buzos (obra premiada en
Cuba, 1939) tres palabras y una mujer (premiada en el concurso de la Asociación
Cultural Interamericana, 1943) El Corcel de las Crines albas (premio Arístides
Rojas); Cubil, El día de Caín (accesit premio nacional de literatura, 1960),
tiempos de siega, Orquídeas azules, signo en el tiempo, La piedra en el vació,
Reducto de Soledad, Cristal de aumento, Cinco cuentos del Sur, Ayer violento,
Poemas de la noche y el silencio, Espejo
Rodante, son sus obras más conocidas.
De ella, la mayor resonancia ha
sido “El Corcel de los crispes albas”, la cual expresa el drama social del
contrabandista margariteño. Pero ella solía decir en sus tertulias que
personalmente prefería su libro “Tiempos de siega”, tal vez porque lo trabajó
intensamente. Un tema fundamentalmente sociológico que apunta hacia el transito
de una mujer que era todo amor, desprendimientos y entrega total, a la
situación de amargada y avara.
“Tiempos de siega” se ambienta
en Ciudad Bolívar al igual que “Orquídeas azules”. Esta última se recrea a una
leyenda guayanesa que cuenta la forma como un pájaro moriche se resistía a
dejar la selva por estar enamorado de una flor. En una obra teatral montada en
Caracas con música de Maria Luisa Escobar.
La poesía también cautivo a la
escritora, pero debió relajarse por considerarla que se sentía enteramente
realizada en a narrativa. Solo se conoce de ella “Poemas de la noche y el
silencio” publicado en 1964 y del cual Velia Bosch seleccionó para su Antología este poema
“Tala” que empieza así: ”Tala de
sueños/ en el bosquejo negro de la angustia/ Dolor de pozo/ con un cristal
empañado en el fondo/ y arriba/ la noche, / ciega también de estrellas.
Últimamente Lucila se dedicaba a escribir páginas autobiográficas
reflejando en ellas sus actuaciones en la política, la diplomacia, en centros
culturales y docentes. Muchas de esas páginas aparecieron en el primer tomo de
su libro “Espejo Rodante”.
Asimismo se dedicaba a pintar.
Pintaba rostros. Trato siempre de mantener su pintura en reserva aunque una vez
alguien lo animó y lo envió una de sus pinturas al salón de Aficionados y ganó
Mención especial. Cuando vino a recibir el Orden Congreso de Angostura junto a
Luz Machado le trajo de regalo al extinto poeta José Sánchez Negrón el cuadro
“Selva Florida”.
Siempre lucho y soñó desde las
opiniones políticas de independientes por una Venezuela grande y fuerte dentro
de la integración americana. Pensaba que un país aislado esta siempre a expensas de grandes potencias.
Lucho dedicadamente por los
derechos de la mujer. Una de sus preocupaciones cuando comenzó a participar en
una vida política fue la de trabajar por la reforma del Código Civil porque era
inadmisible aquello de “no podrán ejercer la patria potestad locos, borrachos
ni mujeres”. Es decir, que estaban las mujeres al mismo nivel de los
indeseables. En esa batalla se dio por entero desde el primer Congreso de
Mujeres presidido por Antonia Palacios.
Simpatizó por Acción
Democrática. Jamás quiso inscribirse. Alegaba que no podía ser del partido
porque era muy independiente y de carácter fuerte aunque en la vida ordinaria
aparentaba suavidad en el trato.
Fue diputado de AD en la
Asamblea Constituyente de 45, pero postulada por su grupo de independientes que
lideriza Juan Manuel Sucre Ruiz (Chipo Sucre). Después fue senador a exigencias
de su amigo Alberto Carnavali.
Cuando derrocaron al presidente
Rómulo Gallegos, le allanaron su casa y
le pusieron un revolver en el pecho al reclamar airada que estaban
violando su inmunidad parlamentaria.
Durante la gestión de Rómulo
Betancourt y Raúl Leoni se desempeño como embajadora de Venezuela en Uruguay.
Primera mujer venezolana que asumía esa responsabilidad como igualmente fue la
primera mujer en ingresar a la Academia de la Lengua. La propusieron René de
Sola, Pedro Díaz de Seijas y Salcedo Bastardo. Entonces en su discurso hablo de
Concepción de Taylhardat, upatense de una importante trayectoria política.
Ahora queda un vacío en la Academia y seguramente habrá de llenarlo la
escritora también guayanesa, Luz Machado.
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