martes, 10 de noviembre de 2015

BARTOLOMÉ TAVERA ACOSTA


Fecundo polígrafo venezolano que cerro con su muerte un triángulo escaleno entre Carúpano, donde nació el 24 de abril de 1866; Guayana, donde trascurrió la mayor parte de su existencia, y Maracay lugar donde falleció el 8 de febrero de 1931.

Hasta ahora a sido casi imposible escribir sobre la historia y la etnología de Guayana sin citar a Bartolomé Tavera Acosta, señalado por Ramón Armando Rodríguez en su “Diccionario Biográfico e Histórico de Venezuela” como el científico venezolana que posiblemente ha tratado mayor número de asunto sobre nuestro país después  de Arístides Rojas.

Entre sus obras destacan “En el Sur” (Dialectos indígenas de Venezuela) editada en Ciudad Bolívar, 1909, en la imprenta de Benito Jimeno Castro al igual que “Anales de Guayana”,  1905-1913; y “Rionegro”, 1907, (Reseña etnográfica). Historia y Geografía del Territorio Amazonas);  “La Batalla de Boyacá y su transcendencia política en la América Hispana” y “Páginas Historiales”,  ambas en Ciudad Bolívar, tipografía El Comercio, 1919; “Apuntes para la Historia”, Caracas, Imprenta Nacional, 1903; “Las Provincias Orientales de Venezuela en la Primera república”, Caracas 1923; “Bolívar, símbolo de gloria”, Caracas, 1930; “Historia de Carúpano”, Caracas, “Los Petroglifo de Venezuela”, UCV, 1957; “página de historia Nacional”, Caracas, 1924 Y “Venezuela pre-coloniana” (Contribución al estudio de la analogías míticas, idiomáticas y religiosas de los aborígenes venezolanos con los continentes asiáticos), Caracas, Tipografía y Litografía, Casa de las Especialidades, 1930.

“Los Anales de Guayana” es su obra más voluminosa, soportada en una amplísima bibliografía. Según Pascual Venegas Filardo “los capítulos iniciales de este libro, constituyen una fuente invalorable para la geografía histórica del sur venezolano, pues allí se analizan las primeras expresiones  por el Orinoco, las etapas de Santo Tomás de la Guayana, la expedición de Solano y el nacimiento de Angostura” (El Universal, 1/7/1968).

Manuel Alfredo Rodríguez, por su parte, expresa en el prólogo  escrito para la edición del Ircopahidec,  1975, que “la obra es el fruto de una larga investigación centrada en los archivos de Ciudad Bolívar y los errores que seguramente contiene son de escasa monta al lado de sus grandes méritos. De ahí que Los Ángeles sea un libro caro al corazón de los guayaneses”. Ciertamente, es el libro más leído y citado de quienes habitamos bajo el arco sur oriniquense. Abarca un periodo de 340 años, desde 1532 cuando Diego de Ordaz remonta por primera vez el Orinoco, hasta 1872,  año cuando los partidarios  de Monagas son desalojados del poder regional por los protagonistas de la Revolución de abril liderizada por el liberal Antonio Guzmán Blanco.
De esa obra “Anales de Guayana” lo que más leen, citan y comentan los guayaneses, son los capítulos referentes al fusilamiento del General Manuel Piar, que a decir del mismo MAR, “es el ejemplo más típico que hubiera podido ser de mayor productividad para la comprensión  del proceso interno de la causa independista”.
Pero mientras en el Estado Bolívar el libro mas leído y citado es Anales de Guayana, en el hoy Estado Amazonas que al igual que Delta Amacuro forma parte de región Guyana, el libro por excelencia en este aspecto es “Rionegro”, reeditado en 1984 por el Consejo Municipal de Puerto ayacucho. Esta obra fue concebida por Tavera a partir de 1900 cuando residenció en el Territorio Amazonas y trata de la etnografía, la historia y la geografía regionales sin pasar por alto la industria, el comercio y la riqueza potencial de sus grandes bosques, por la cual aboga en dirección hacia una explotación racional.

Tavera Acosta se estableció en Ríonegro a raíz de su nombramiento como gobernador de ese Territorio, víctima de movimientos revolucionarios frecuentes. Ya estaba residenciado en Ciudad Bolívar desde 1985 de aquí salió hacía el Amazona en el vapor “Libertador” en compañía del Coronel Luis Roberto Molinar, informa el vespertino “El Anunciador” del 23 de julio de (1900).

Desde 1898 a 1900 con intervalos de meses se habían sucedidos en amazonas, seis movimientos revolucionarios contra los Gobernadores de turno, entre ellos, el que derrocó a Level Gutiérrez, quien se vio forzado a asilarse en el Brasil (1898), pero inmediatamente después fue repuesto en su cargo por el doctor Charles Bovalius, un sueco amigo que lo trajo al frente de una tropa.

Bartolomé Tavera Acosta, carupanero hijo del General Juan Bautista Tavera, natural de Ajacio (Cócega) y de Rosa Acosta Peña, había llegado a Ciudad Bolívar en 1895 siguiendo el derrotero de su amigo y paisano el poeta Andrés Mata con quien había fundado en Carúpano  los periódicos “El Día” y “Poder Civil”.  Mata estuvo residenciado en Ciudad Bolívar en 1887 junto con J. M. Vargas Vila, ambos dueño de una pequeña prensa donde publicaban “Cabos Sueltos del Orinoco”. Pero cuando Tavera Acosta llegó a la capital angostureña, Andrés Mata andaba por otros lares, Santo Domingo o Caracas. Tenía Tavera 30 años de edad y venía de Margarita a donde lo había abortado la Revolución  Legislativa de 1892. Traía la experiencia de haber sido segundo oficial de la Aduana de Carúpano y Comandantes de Armas del Estado Bermúdez (1890), como se llamaba entonces el actual Estado Sucre.
Tan pronto llego a Ciudad Bolívar y pudo compenetrarse con la sociedad intelectual, fundó un semanario del mismo corte de “La Aurora” que puso a circular en margarita (1893). Le calzó el nombre de “Ecos y Notas” que Lugo dejo a un lado para colaborar en la fundación de la revista “Horizontes”, nombre que según Horacio Cabrera Sifontes ya había ostenta una revista del yuruary fundada por Celestino Peraza.
La revista “Horizontes”, órgano mensual del Centro Científico Literario de Ciudad Bolívar, comenzó a circular en enero de 1899 bajo la dirección del doctor Luis Alcalá Sucre, en formato 33x24 y estuvo circulando hasta 1914.

Una vez concluida la misión oficial de normalizar la situación en el Territorio Amazonas, tavera Acosta regresó a Ciudad Bolívar  en febrero de 1902, tras el alzamiento del capitán Ramón Cecilio farreras contra el presidente del estado Bolívar, general Julio Sarría Hurtado, lo cual dio lugar a la Batalla de Ciudad Bolívar que paso de nuevo la provincia bajo control del Gobierno de Cipriano castro.


En 1904, Tavera Acosta fue nombrado Interventor de Aduana y Juez Nacional de Hacienda y desempeñando ese cargo estuvo a punto de morir ahogado al  naufragar el vapor “La Verdad” el 28 de julio cerca de la isla de Consejo, siendo oportunidamente socorrido por “El Masparro”. Ese mismo año fue electo diputado de la asamblea Legislativa del estado y después en 1909, Superintendente de Instrucción Popular. Entonces se dedica intensamente a investigar y divulgar la Historia de Guayana bajo la promesa del Gobierno de costear su publicación.

Al año siguiente, 31 de agosto de 1910, recibe la comunicación  según la cual la Universidad de Bogotá le había conferido el grado de doctor en Filosofía y Letras. Entonces era Intendente de Tierras Baldías  y estaba enamorado de la joven guayanesa  Isabel La Grave, con quien contrae matrimonio el primero de marzo de 1911. Un año después,  recibe la grata noticia de que la Academia de Ciencia de Cadiz (España)  lo ha aceptado como miembro correspondiente. El doctor Luís Godoy, a la sazón Presidente del Estado, lo congratula y designan Secretario General de Gobierno, cargo que ejerció durante un año (1912-1913) en sustitución del doctor Eduardo J. Dagnino.

            En 1914 es electo por la Asamblea Legislativa Miembro de la Corte de Justicia del Estado y al cabo de dos año pasa a ser Secretario Privado del presidente del Estado general Marcelino Torres García y Secretario General de gobierno en el año de transición entre Torres García y el Presidente Vicencio Pérez Soto. Al año siguiente julio de 1922 recibió el doctorado Honoris Causa en filosofía del Instituto Monreales de estudios Superior de Roma.

Tavera Acosta participó exitosamente en dos de los tres Juegos Florales realizados en el Teatro Bolívar (octubre de 1920, Día de la Raza; febrero 1923 con motivo del centenario de Juan Bautista Dalla Costa Soublette y el y el 21 de julio de 1928, aniversario de la Batalla de Ciudad Bolívar que había sido adoptado como Día de la Paz. En los primero obtuvo la Gardenia de Oro con sus trabajo de historia  “Las Estrellas de la bandera Nacional” y en los segundos el Nardo de Oro” por su trabajo “Las Provincias Orientales de Venezuela en la primera República”.

Luego de estos Juegos Florales abandonó definitivamente la  ciudad que lo había acogido durante 28 años y pasó a residenciarse en Caracas, donde fue nombrado Registrador principal del distrito Federal,  cargo que desempeño  hasta 1924 cuando fue designado Secretario General de Gobierno del Estado Aragua. Le agradó Aragua y allá se quedo para siempre llegando a ser Presidente del Estado en 1929 y senador ante el Congreso Nacional, curul que sólo ocupó hasta el 8 de febrero de 1931 cuando falleció a la edad de 66 años, dejando como herencia para todas las generaciones su vasta producción historiográfica, etnológica y lingüística.


Su inmensa Biblioteca, donde incluso se hallaba el Diario de Farreras y posiblemente y el de Piar así como valioso documento vinculado a la historia de Guayana, quedó en manos de su herederos. En diciembre de 1942, el doctor Carlos Rodríguez Jiménez, entonces Presidente de la Ciudad Cultural Bolívar de la Casa Venezuela en el Hogar Americano,  propuesto al Presidente del Estado, coronel Carlos meyer, la adquisición de esa biblioteca, pero al parecer no había recursos disponibles como tampoco los hubo en noviembre de 1936 cuando el señor Max Rojas ofreció en venta a la Gobernación los 3 mil volúmenes de la Biblioteca de Juan Bautista Dalla-Costa Soublette, con su correspondiente vitrina de caoba. El ofrecimiento fue hecho por telegrama fechado en Tucupita, según reproducción del diario “El Luchador” el día 24

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