El médico de
origen inglés, Eduardo Oxford, nacido y graduado en Ciudad Bolívar, figura como
pionero de los estudios sobre geografía médica en Venezuela. El padre del
escritor y político Eduardo Oxford López, también investigador de los problemas
de Guayana, fue elogiado por Luis Razetti en el tercer Congreso Venezolano de
Medicina celebrado en Valencia, en 1921.
El caraqueño, médico cirujano, Luis Razetti,
quien sobresale como uno de los valores de la medicina venezolana, cuando
quería demostrar que se puede ejercer la medicina en provincia sin dejar de
estudiar y publicar, ponía como ejemplo al doctor Eduardo Oxford, y añadía: “si todos o siquiera la mayor parte de
nuestros colegas de los Estados hicieran lo que ha hecho el doctor Oxford, ya
podríamos disponer de una bibliografía médica nacional muy extensa”.
Esto comenzó a decirlo el doctor Razetti
después de haber leído en el III Congreso Venezolano de Medicina reunido en
Valencia el 26 de junio de 1921, en calidad de relator, el trabajo Geografía Médica del Yuruary, presentado
por el doctor Eduardo Oxford, quien entonces ejercía la medicina rural desde
San Félix hasta la frontera con la Guayana inglesa partiendo desde su sede en
Upata.
El doctor Eduardo Oxford, nativo de Ciudad
Bolívar, estudió en el Colegio Federal de Guayana, donde se graduó de bachiller
en medicina en julio de 1888 y de doctor en medicina el 2 de febrero de 1890,
bajo la rectoría del doctor D. Armas. Junto con el se graduaron Juan de Dios
Holmquist, José Angel Rosales, Rafael Villanueva, Félix Páez, Luis Ramón León y
J. L. Bousignac.
Al lado de su profesor, doctor Pedro Ignacio
Aguerrevere, titular de las cátedras de patología externa y medicina
operatoria, fundó “Ciudad Bolívar Médico”
un periódico consagrado especialmente al estudio de la patología nacional y a
las observaciones clínicas de los estudiantes. Apareció en julio de 1888 y
calza el mérito de haber sido el primer periódico de esa índole en el Estado.
En ese medio de escasa dimensión publicó el doctor Aguerrevere, entre otros
estudios notables de patología tropical, su interesante memoria sobre el
Beriberi que sirvió para esclarecer la naturaleza de dicha enfermedad y el modo
de combatirla. También allí inició su carrera el doctor Oxford dando a ala
publicidad interesantes observaciones clínicas recogida a la cabecera de los
enfermos.
Inmediatamente después de graduado, escogió
de propia voluntad establecerse en Upata, donde transcurrió toda su existencia
profesional y fundó junto con su esposa Barbarita López una extensa familia.
Desde la medicina rural de Upata, el doctor
Eduardo Oxford recorrió en su practica médica y asistencial todos y cada uno de
los pueblos del Yuruari y todo cuanto vio y le sucedió lo recogió con acuciosa
e intensa laboriosidad en su trabajo Geografía Médica del Yuruari, considerado
por el doctor Razetti como “un trabajo
completo, el más completo de cuantos se han escrito hasta ahora de la geografía
médica de esa importante región de nuestro país y una de las más valiosas
contribuciones que hoy poseemos para la formación de la Geografía Médica de
Venezuela, que es uno de los principales objetos del Congreso Venezolano de
Medicina”.
La obra publicada años después del Congreso,
se divide en dos partes. En la primera, compuesta de seis capítulos, se
estudian la geografía de la región, la climatología, la flora, la fauna, la
etnología y la demografía. En la segunda se hace una detallada exposición de
todas las enfermedades que reinan en el Yuruari, dedicándole un capítulo
especial a las enfermedades parasitarias.
Un año después de la publicación de Geografía
Médica del Yuruari, específicamente el 4 de octubre de 1926, falleció el doctor
Eduardo Oxford y fue sepultado en el cementerio de Upata. Por la misma fecha,
un año después, el doctor Luis Felipe Vargas Pizarro, quien fue su amigo y
colega, escribió en Guasipati un artículo recordatorio titulado “Silueta de
Justicia” en el que exalta la personalidad de estudiante y científico de Oxford
y como manejó y estudió los grandes males, entre ellos, el paludismo y la
fiebre amarilla, que en su época asediaron y atacaron a la población que le
tocó asistir.
Dice Vargas Pizarro refiriéndose a la parte
geográfica, orográfica, hidrológica, al extenso y nutrido capitulo de la
geología, la climatología y la división política del libro, que “tiene todo cuanto pudiéramos desear”.
En la flora, por ejemplo, “enumera 175 plantas del Yuruary, con
indicaciones de los usos médicos que les conceden con más o menos razón, las
gentes del lugar, y en la etnología se extiende en consideraciones de gran
mérito sobre las razas que han poblado al Yuruary, la influencia de los
caracteres étnicos y las condiciones territoriales en el desarrollo de las
enfermedades del lugar”.
El último reconocimiento hecho por el Estado
al ilustre médico guayanés consistió en sustituir el nombre de “Jesús
Crucificado” que tenía el hospital de Upata por el de Eduardo Oxford, pero
recientemente alguna autoridad resolvió, tal vez por ignorancia, sustituirlo
por el de nuestro buen amigo y excelente pediatra y humanista Gervasio Vera
Custodio.
De la familia Oxford López, quien más se
distinguió, fue su hijo mayor, Eduardo Oxford López, escritor y parlamentario.
Conocido entre sus amistades como “Guayo” casó con doña Carlota Arias Gómez, de
El Palmar, y de ese matrimonio nacieron también once hijos, entre ellos, Carlos
Eduardo Oxford Arias, abogado y político, gobernador del Estado Bolívar entre
1969-1970. Actual Juez Civil y Mercantil.
Eduardo Oxford López, de formación
autodidáctica, fue un apasionado investigador de la Región Guayana, cuyos
problemas estudió y divulgó a través de su obra y de su actuación política ya
en la Secretaría General de Gobierno
durante la época de José Benigno Rendón o como senador por el Estado Bolívar
durante el periodo 1939-1943 o como funcionario de la Corporación Venezolana de
Fomento (1948).
Publicó varias obras: La primera vendimia
(1933), Usupamo y otras divulgaciones (1940) Guayana y sus problemas, ensayo
geo-histórico que plantea la necesidad de un programa para el desarrollo del
potencial minero e hidráulico de Guayana (1942), Células nuestras (cuentos
1943), Los servidores de la nacionalidad (1945), El Hospital Oxford de
Upata(1946), Apuntaciones para una geografía económica del Estado Bolívar
(1948), Por las Churuatas de nuestros indígenas (1952) y Relatos y leyendas del
sur venezolano, editado en Tipografía La Empresa, el gobierno del ingeniero
Jesús Sanoja Valladares, en beneficio de la Junta Organizadora del Bicentenario
de Ciudad Bolívar.
Este libro Relatos y leyendas del sur de
Venezuela, quizás por su tiraje de 5.000 ejemplares, sea el libro más conocido
de Eduardo Oxford López. Contiene a alo largo de sus 186 páginas, 17 leyendas
indígenas y cinco relatos.
Roraima, el
centinela
La leyenda que narra Oxford López sobre el
Monte Roraima, meseta o tepuy, como llaman los Pemón a este tipo de montaña, en
el extremo sudeste del Estado Bolívar entre Venezuela, Guyana y Brasil, es
distinta a la que recoge Charles Brewer Carías de los indios Makiritares. Estos
indígenas la llaman Dodoima y se trata, para ellos, del resto inferior de un
gigantesco árbol sagrado que habría sido derribado por animales míticos par dar
origen a la yuca y a todos los demás frutos que obtiene el hombre de la tierra.
Según la tradición indígena contada por los
piaches, se trata de un Centinela que guarda la vecindad fraternal de las
naciones fronterizas a fin de que no haya guerra como la que estuvo a punto de
darse cuando el cacique de los arecunas deseó la mujer del cacique de los
guayanos. Los amantes fueron sorprendidos y quemados en una hoguera sobre cuyas
cenizas y por mandato de Amalivac, creció el Monte Roraima que simboliza una
permanente admonición contra quienes pretendan traicionar el sagrado vínculo
fraternal entre naciones.
Supamo
La montaña del Supamo, al igual que el río
que revienta en los manantiales inagotables de sus laderas, simboliza, según la
tradición indígena, la resistencia inexorable del indígena Supamo puesta a
prueba para poder pretender el amor de Guaimerú, la hija del Toqui de la tribu
(El río Supamo nace en las montañas de su nombre y desemboca en el Yuruari.
Usupamo, como erróneamente señala el libro, es el nombre de un caño deltano que
ya no aparece en el mapa y en cuyas inmediaciones estuvo Santo Tomás de la
Guayana en 1630 bajo el gobierno de Luis Monsalve).
El Capuchino del
Yuruán
El Yuruán es un río de 136 kilómetros de
longitud que nace en la sierra de Lema y desemboca en el Cuyuní. Navegando ese
río se encuentra en su curso una piedra inmensa sobre la cual fue esculpida la
figura de un Capuchino de líneas muy sugestivas, orientándose el índice de su
mano derecha hacia un lugar impreciso que los aventureros de la selva
tradicionalmente conciben como el punto donde los frailes sepultaron los
tesoros de las Misiones del Caroní que al parecer eran cuantiosos. Oxford López
recoge en su libro esta leyenda y al referirse a la figura del misionero,
expresa que era neta, precisa y definida. Su visión literaria es esta: “Tallado a la perfección en una roca,
delineado con todas las características de los religiosos de esta Orden,
aquella figura sacerdotal se imponía como un mandato, al gesto orientador de su
índice. Determinando un derrotero aquella señal, ¿Qué significación cobraba?
¿Qué secreto escondía aquella determinante en la mitad del río y en pleno
corazón de la montaña? Hacia donde debía ser obedecida. Porque de modo cabal e
inconfundible aquella silueta religiosa, en actitud de orientación adquiría la
significación de un símbolo, la línea de un camino, que no era precisamente el
camino del cielo…”
El pueblo de las
mujeres
Tal vez como aquel fabuloso pueblo femenino
de mujeres guerreras que habitaban en las orillas del Termodonte, en Capadocia;
mujeres que abandonaban a sus hijos varones y se cortaban el pecho derecho para
poder disparar el arco. Tal vez como el pueblo que creyeron encontrar algunos
de los conquistadores de América en las orillas del Marañon, había también un
pueblo de féminas en Guayana. Según la leyenda recogida por Oxford López, ese
pueblo estaba ubicado en la antigua Kamarata, singularizado por un estilo muy
propio de existencia. Aparece como fundadora de ese pueblo la aborigen
Mareselva, bonita pero estéril, quien decepcionada de la infidelidad de los
hombres, huyó de su tribu con varias compañeras que dieron origen al pueblo.
Cada año invitaban a los varones más fuertes de las tribus vecinas para
participar en una bacanal de tres días con lo cual se aseguraban la permanencia
y prolongación de la especie, a excepción de lo varones que eran estrangulados
al nacer.
Sin embargo, el escritor colombiano Rafael
Gómez Picón, en su libro “Orinoco, río de libertad” las ubica en la
desembocadura del Cuchivero. “El Cuchivero, según la tradición – dice-, albergó
en su desembocadura a las Aikeam-benanos, o sea, las mujeres sin marido, posible variación de las Amazonas”.
Los raudales del
infierno
Ya casi al final de su libro, en la página
97, Oxford López, narra como los Caribes hicieron de los Raudales del Infierno
su cómplice natural para asaltar a los navegantes y expone el caso de una
numerosa familia guarauna que decidió incursionar en el Orinoco superior con
sus avíos de pesca y fueron prácticamente exterminados en los Raudales del
Infierno.
Los Raudales del Infierno, en las
proximidades de Mapire, tienen 1.500 metros de largo por 500 de anchura y
representa un peligro permanente para la navegación, especialmente en tiempo de
crecida cuando las islas rocosas Caribe, Filón de oro, El Torno, Platero, y
Guanare, son cubiertas por las aguas. Numerosas embarcaciones, incluyendo el
vapor Alianza, han naufragado en medio de ese infierno incontenible de la
fluvialidad y se requiere ser un experto muy calificado para enfrentar
inexorablemente esa explosión violenta de los dragones que cuidan los nacientes
del río.
MARAVILLOSO LO NARRADO. GRACIAS AMERICO FERNANDES, SOY HIJA DE TAN ILUSTRE PERSONAJE. LIA OXFORD ARIAS, LA MENOR DE SUS HIJAS.
ResponderEliminarTu sabras la historia de la familia Arias?, los padres de Carlota, me interesaría saber sobre todo de Ezequiel Arias
EliminarTu sabras la historia de la familia Arias?, los padres de Carlota, me interesaría saber sobre todo de Ezequiel Arias
ResponderEliminarAmérico dónde puedo comprar los libros del Dr Oxford López.
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