El 12 de enero de 1897 nació en la eterna capital del Orinoco, Don
Brígido Natera Ricci, quien corono su obra de Magistrado, docente, periodista y
servidor publico, fundando su periódico matutino: “El Bolivarense”, decano del
diarismo guayanés.
Don Brígido Natera Ricci, Juez
de la Corte Superior, Juez de Hacienda, profesor de Literatura del Liceo
Peñalver, Director de Política, Director de Educación, Secretario General de
Gobierno, Presidente del Consejo Municipal de Heres, Diputado al Congreso
Nacional, Venerable Maestro de la Logia durantes varios períodos, Presidente
del Club de Leones, fundador del primer diario matutino que tiene Ciudad
Bolívar e hijo de una familia notable cuyo tronco mayor encuentra sus raíces
más profundas en La Nueva Andalucía, nació en esta tierra soleada del Orinoco.
Indagando en los anales de los
hombres que marcaron hitos en las sociedades tradicionales del siglo XIX, bien
por su apego a las convicciones de la convivencia humana como por su
sindéresis, espíritu de superación, filantropía, entereza y lealtad a las ideas
y principios de su filosofía ciudadana, encontramos en la primogénita ciudad de
Cumaná, a la familia Natera, en la que siempre ha pervivido de generación en
generación el nombre de Brígido. Siempre existió, ha habido y existe y Brígido
en la familia.
El primer Brígido Natera se ubica en Cumaná
luchando bajo las banderas amarillas del liberalismo, inspiradas en la doctrina
del federalismo que desde Caracas divulgan para toda la provincia las páginas
del semanario “El Venezolano” fundado y dirigido por Antonio Leocadio Guzmán.
De su matrimonio con Juana Maria
Guerra nació Brígido Natera Guerra, el 28 de julio de 1831, a menos de un año
de la muerte del Libertador y recién consumada la separación de Venezuela de la
Gran Colombia.
Brígido Natera Guerra fue un
estudiante brillante de su tiempo que a la edad de 25 años se licenció en
jurisprudencia, pero estando el país en crisis bajo la dinastía de los Monagas
y próxima como estaba una guerra larga entre liberales y conservadores, busco
los aires reconfortantes de Guayana que
ofrecía mejores perspectivas para su vida profesional. Aquí llego en 1856 en
uno de esos barcos que cubría la ruta de cabotaje Orinoco-mar de las Antillas y
consecuentes con las ideas de su padre, pronto tuvo ubicación en la corriente
política liderada por los Dalla Costa, entre ellos, Juan Bautista Dalla-Costa
Soublette, Gobernador de Guayana en tres ocasiones.
En una de las ocasiones,
específicamente el 20 de junio de 1867, dicto su famosa Circular sobre creación
de Escuelas Primarias, costeadas con la rentas del Estado, Toda vez que los
ingresos del Municipio estaban en capacidad de hacerlo.
.dentro de ese marco trazado por
la Circular de Dalla Costa, la Asamblea Legislativa del Estado Bolívar,
entonces presidida por el doctor Brígido Natera Guerra, sancionó el 6 de
diciembre de 1869, un decreto sobre instrucción popular y obligatoria a nivel
de artesanos, industriales y jornaleros, dividida en cursos anuales en los que
se enseñaban a nivel del primer año: lectura, escritura, religión, moral,
urbanidad y nociones elementales de matemática; Segundo año: aritmética
práctica, elementos de gramática castellana, elemento de cosmografía y
geografía; Tercer año: idioma ingles, elementos de la ciencia aplicadas a las
artes y oficios más nociones fundamentales del Gobierno republicano.
Tavera Acosta en sus Anales de
Guayana dice que Brígido Natera Guerra contrajo matrimonio en Guayana con doña
Maria Rosario Ricci el 26 de siembre de 1859 y se desempeñó “muchos cargos
públicos y de honor, preferentemente los relacionados con la instrucción
popular, en los que dejó gratos recuerdos de su integridad moral y de bondad de
su alma”. Apartado de los asuntos
políticos, dice que vivió feliz hasta su muerte acaecida el 9 de febrero de
1914 dejando un hijo que fue honra y prez del Foro guayanés: Luis Antonio
Natera Ricci.
El doctor Luis Antonio Natera
Ricci contrajo matrimonio con Maria
Luisa –grillet Alcalá y de este connubio nacieron Maria Teresa, muerta a los 12
años y Brígido Natera Ricci, quien luego de graduarse de bachiller en filosofía
(titulo expedido por la Universidad Central de Venezuela) se caso en segundas
nupcias con doña Mercedes Febres Alcalá, hija de doña Emilia Alcalá Betancourt
y José Febres Cordero.
El apellido Alcalá es el más
antiguo de Guayana. Data desde los tiempos de Diego Fernández de Serpa,
fundador de Cumaná en 1569. de aquí se extendió por Guayana a través de doña
Isabel Alcalá, Juan Jiménez Alcalá y Jacinto Alcalá, quienes en 1618 pelearon
al lado del Gobernador Diego Palomeque de Acuña de defensa en de Santo Tomás de
la Guayana, atacada por una avanzada de la expedición de Sir Walter Raileigh.
Al tronco de los Alcalá
cumanenses pertenece Manuela María de Alcalá, madre del Mariscal Antonio José
de Sucre y del prócer José Gabriel Alcalá, firmante del acta de la
Independencia del 5 de julio de 1811 y miembro del Congreso Constituyente de la
Gran Colombia. Radicado en Angostura junto con sus hijos Francisco y Javier, se
casó el 28 de siembre de 1828 en segundas nupcias con Basilia Espinosa dando él
y sus hijos unas frondosa, entrelazada y bien ramificada descendencia en la
cual se encuentra no sólo María Luisa Grillet Alcalá, esposa del Dr. Luis
Natera Ricci, sino Emilia Alcalá Betancourt, quien a su vez era hija de
Hortensia Betancourt (upatense) casada con Alfredo Alcalá, descendiente directo
del prócer de la independencia José Gabriel Alcalá.
Doña Mercedes Febres Alcalá se
casó en 1929 con don Brígido Natera Ricci, de cuya unión nacieron Alvaro,
editor y director del diario “El Bolivarense”, fundado por su padre;
Berenice, agente consular y ex Vicepresidenta
de la línea Aeropostal Venezolana; David, editor y director del “Correo del
Caroní”, Presidente de TV-Guayana y del Circuito Radial del Sur; Alfredo,
abogado en ejercicio y ex director del desaparecido diario “El Pueblo”; luis y
Maby, administradores del Correo. Otros cuatro hijos del primer matrimonio de
Don Brígido Natera Ricci y que fueron igualmente criados por doña Mercedes son:
Olga, Telma y recientemente extintos abogados y poeta Alejandro Natera
Contreras y el ingeniero Brígido Natera Contreras, quien fue presidente de
Petróleos de Venezuela.
Doña Mercedes vivió hasta la
edad de 92 años, completamente lúcida y llena de vivencias. Ha sabido llenar el
vacío dejado por su esposo con gran entereza de madre e incluso, escribiendo en
“El Bolivarense” con el seudónimo del “EME”. Tuvo con su esposo una educación
esmerada. Curso ingles e italiano, lo cual le servio para sus estudios de
cantor durante cinco años en la última academia
de Caracas donde estudió Fedora Alemán. Destacó como soprano lírica,
pero a los 24 años de edad tuvo que abandonarlo todo para casarse con el
bachiller Brígido Natera Ricci.
Brígido Natera Ricci, nació en
el Casco Histórico de la Capital oriniquense, ya cuando asomaba el siglo XX y
la ciudad no tenía más ofrecimiento que su gran Río lleno esperanza navegable
hasta los misterios de la selva. Su vida transcurrió siempre en línea recta,
sin la menor sinuosidad, paralela a los principios filosóficos de un teismo humanitario,
entre las ineludibles obligaciones del hogar familiar y el servicio público,
bien en el aula con el Foro, el parlamento, en la administración pública, en la
Logia, en el Club Leones o círculo literario a los perteneció.
No pudo ser jurisconsulto o
abogado como su abuelo y su padre, pero heredo toda la cauda de la ciencia del
derecho y con el sólo titulo de bachiller en filosofía, entonces sólo
expendible para la Universidad Central de Venezuela, pudo ser durante diez años Juez de Hacienda y Fiscal.
Incursionó en la política al igual que sus
antepasados y desarrolló su capacidad e iniciativas como Director de Política,
Director de Educación, Secretario General de Gobierno, diputado al Congreso
Nacional y Presidente del Consejo Municipal de Heres.
Por otra parte fue profesor de
Literatura del Liceo Peñalver, Venerable Maestro de la Logia Asilo de la Paz
No. 13, Orador, periodista desde las páginas de su propio diario “El
bolivarense”.
“El Bolivarense” vino a ser una
obra perdurable. Hoy es el decano y el primer periódico matutino inaugurado en
Guayana, justo con los albores de la Democracia. Entonces estaba Don Brígido
retirado de la política, del Foro, la docencia, dedicado sólo y por entero al
ejercicio del periodismo, en su propio periódico que el primero de diciembre de
1957 comenzó a editar en los viejos talleres de la Editorial Talavera, fundada
en la década de los años veintes por Monseñor Dámaso Cardozo y el Padre Rafael Maria Villasmil,
quienes vinieron de los Andes junto con el Obispo de la Diócesis de Guayana,
monseñor Antonio Mejías.
En esa vetusta imprenta donde se
editada la “Gaceta Eclesiástica”, nació “El Bolivarense” y dieron sus primeros
pasos en el periodismo toda una cáfila de profesionales y técnicos, algunos
extintos y otros dispersos por todo el país.
Un día de marzo de 1961, cuando
en dirección al periódico caminaba por la Plaza Bolívar, sintió que el mundo se
le iba sobre los riles de un desvanecimiento que apenas si resistió por días el esfuerzo de aquella voluntad que siempre estuvo lista para sobreponerse a
las dificultades bajo la divisa a flor de labios: “Dios proveerá”. Y el Gran
Arquitecto, sin embargo, había dispuesto el mantil y con el compás y la
escuadra trazado la última línea de su vida.
El Vespertino “El Luchador”, ese mismo, día de su muerte ocurrida en Caracas a donde había sido
trasladado de urgencia, editorializó exaltado sus cualidades ciudadanas,
impecable estilo de vida, filantropía, entereza, notable presencia de cuerpo y
espíritu y su constancia en el buen consejo:
“Un Fuerte estremecimiento ha habido en el árbol
guayanés. Murió el bachiller Brígido Natera Ricci. La noticia conocida y
repetida en toda la ciudad pudiéramos decir que fue sintetizada por el eco en
tres palabras: ¡Murió Don Brígido¡ “Don Brígido”. Así de simple lo llamaron en
el transcurso de muchos años quienes hasta el llegaban a conservar de algo, a
hacerla alguna exigencia o a consulturale su opinión determinados asuntos. En
todos los casos encontramos en el Bachiller Natera Ricci al mismo venezolano,
es decir, cordial en la amistad, generoso en la medida de sus posibilidades o
acertado en el consejo que sería la base para la solución del problema
planteado. Luego se obtuvo de el, y así podrían testimoniarlo quienes lo
conocieron, todo el arte de conocimiento, pues no puede olvidarse que sería
preparación aunada a práctica honestas en cargos importantes que ocupó. En
Ciudad Bolívar que para el fue el alero de sus grandes querencias familiares,
echó a andar en diversas etapas iniciativas en beneficio de su tierra
natal y así se vieron actuar
desinteresadamente en cuanto pudiera resultar provechoso a la
colectividad, sin parcialidad o
mezquindad de ninguna clase. Como guayanés de buena cepa, su vida trascurrió
bajo el signo de la amistad bien entendida y pertenecía a muchas asociaciones
en las cuales hubo de merecer respeto en acatamiento a sus condiciones de buen
ciudadano. Conoció a prestigiosas figuras de Guayana que ahora encontramos en
las redes del pasado no superadas y a muchas acompañó en momento del transito
inevitable y tuvo para ellas frases nacidas y crecidas en el reconocimiento
sincero al mérito ajeno. Guayanés de los tiempo viejos, el Bachiller Natera
Ricci. En hijos y nietos que da la semilla. Recuerdos imborrables deja en una
hilera de amigos. Sus vinculaciones incluye a muchos hogares en los cuales
siempre será recordado con desbordada aflicción”.
En 1991, con motivo del trigésimo aniversario de su suerte, entrevisté a varias
personalidades que lo conocieron de cerca, entre ellas, al doctor Humberto
Bártoli, médico forense de la PTJ por mucho tiempo, y al Br. Noel Valery, ex Presidente del
Consejo Municipal de Heres.
En 1937 el doctor Humberto
Bártoli vino de Upata a estudiar bachillerato y vivía como pensionista en la
casa del Br. Felipe Hernández, casado con una hermana de don Brígido llamada
Juanita.
Vivía en la Cruz Verde y para no
tener que regresar al mediodía con “ese Sol tan templad”, se quedaba en la casa
de la familia Natera en la calle Boyacá, bastante cerca del Colegio que funcionaba en casa del
Congreso de angostura. Allá conoció a Don Brígido. Tenía Bártoli “aquel señor a
quien todo el mundo consultaba, a quien
todo el mundo saludaba, era algo distinto. Era realmente, y eso lo traducía en
todo su quehacer público y ciudadano, un hombre probo y de relevante
cualidades”.
Por su parte el bachiller Noel Valery, quien
tuvo trato más directo, expresa que su padre Don Natalio Valery Agostini fue
muy amigo de Don Brígido y que se compenetraron porque los dos practicaban las
virtudes de la filantropía, la vida literaria, humana, social y política.
Don
Natalio era mayor que él y falleció en 1969 a edad octogenaria, en tanto que
Don Brígido murió en 1961 a la edad de 64 años. Natalio era pupilo del doctor Luis
Antonio Natalio Ricci y de Bartolomé Tavera Acosta, jerarcas entonces de la
Logia masónica guayanesa.
Fue precisamente don Brígido quien inicio a
Noel en la masonería. Lo condujo a la Logia y aprendió mucho de él. Don
Brígido fue tres veces Venerable
Maestro, orador y Fiscal del Taller. Se alternaba con don Natalio en la
oratoria. El otro que le seguía en la oratoria era Hermann Meinhard,
farmacéutico.
Don Brígido expiró siendo un buen masón y un
venerable ciudadano. Lo de él era de quien lo necesitara. Todo un hombre de
bien, sin egoísmo de ninguna clase. Mucho se lamentó en la ciudad su muerte.
Don Natalio, justamente, pronunció la oración fúnebre en la Plaza Miranda que,
por cierto, no pudo terminar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario